El espectro visible es una pequeña parte del espectro electromagnético, que es el rango completo de todas las ondas electromagnéticas posibles. Estas ondas electromagnéticas son formas de energía que se propagan a través del espacio sin necesidad de un medio físico. El espectro electromagnético abarca desde longitudes de onda muy cortas, como los rayos gamma y los rayos X, hasta longitudes de onda más largas, como las microondas y las ondas de radio.

Dentro de este amplio rango de longitudes de onda, se encuentra la porción que es visible para nuestros ojos, y es a lo que nos referimos como el "espectro visible". Estas longitudes de onda son las que nuestros ojos son capaces de detectar y percibir como diferentes colores. El espectro visible abarca aproximadamente desde unos 380 nanómetros (nm), que es el color violeta, hasta unos 740 nm, que corresponde al color rojo.

Cuando la luz blanca, como la luz del sol, pasa a través de un prisma o se refracta en gotas de agua en la atmósfera, se descompone en un conjunto de colores que forman el espectro visible. Esto se debe a que las diferentes longitudes de onda se desvían en diferentes ángulos debido a la refracción, por lo que se produce una la separación de colores.

En resumen, el espectro visible es la parte del espectro electromagnético que nuestros ojos pueden percibir como colores. Va desde los violetas (de menor longitud de onda) hasta los rojos (de mayor longitud de onda). Este fenómeno es clave para entender cómo percibimos los colores en nuestro entorno y es fundamental en muchas aplicaciones, desde la tecnología de pantallas hasta la fotografía y el arte.